Imagínate de pie, frente a un río profundo y oscuro. Sabes que al otro lado está la vida que realmente deseas, una vida que refleja tus valores y tu esencia. Miras el agua, sabes que tienes que cruzarla, pero algo dentro de ti te dice: “No puedo, esto es demasiado”. Te quedas paralizado, observando desde lejos el cambio que tanto anhelas, pero que parece inalcanzable.
Este miedo al cambio, esa sensación de que no serás capaz, es algo que todos hemos sentido. Nos quedamos en la orilla, atrapados en la comodidad de lo conocido, aunque sepamos que no es lo que queremos. Pero, ¿y si cambiamos nuestra perspectiva?
El Poder de lo Que Te Dices
En lugar de seguir alimentando el miedo, ¿qué pasaría si te hablas desde la confianza? Dite a ti mismo: “Puedo con esto. Tengo lo que se necesita para cruzar.” Puede sonar sencillo, pero esas palabras tienen un poder transformador. Al repetirte mensajes de empoderamiento, empiezas a construir en tu mente un puente hacia el otro lado del río.
Todo Pasa, Nada Es Permanente
Al mirar el agua, recuerda: lo que hoy parece tan grande y aterrador es temporal. Todo en la vida pasa, incluso los momentos más difíciles. Confía en que al lanzarte, no solo encontrarás respuestas, sino también la fuerza para nadar y llegar al otro lado. Lo que hoy te asusta, mañana será solo un recuerdo.
La Fe Como Compañía
Y en ese salto, nunca estás solo. Dios está ahí, caminando contigo, sosteniéndote en cada brazada. Esa presencia divina te recuerda que, aunque el agua esté fría y el río sea profundo, siempre hay una fuerza superior guiándote. Con fe, te lanzas con la certeza de que hay propósito en cada reto.
Así que, si estás en la orilla dudando, háblate desde la confianza, recuerda que todo pasa y confía en que, al final, descubrirás una versión de ti más fuerte y más auténtica. A veces, el cambio es solo un salto de fe.
Por: Ana Caremi