El Radiothon 2025 quedará grabado en mi corazón. Desde las 6 de la mañana hasta las 7 de la noche, nuestro equipo de la radio se unió en una jornada titánica, el Radiothon a beneficio del hospital local de niños. Fue un esfuerzo lleno de propósito, energía y esperanza, donde cada voz, cada turno y cada minuto sumaron para lograr algo maravilloso: recaudar fondos para esos pequeños guerreros que enfrentan batallas inimaginables.
Como locutora, mi herramienta más valiosa es mi voz. Mi talento está en comunicar, en conectar con las personas, en ser un puente. Pero en el Radiothon no se trataba de mí, se trataba de algo mucho más grande. Poder usar mi voz para una misión tan significativa como esta me llevó a un lugar profundamente humano, un lugar de vulnerabilidad, sensibilidad y gratitud. Ver cómo cada dólar, cada granito de arena, se acumulaba hasta formar una montaña de esperanza fue un recordatorio poderoso de que el trabajo en equipo realmente hace que los milagros sucedan.
Esta experiencia no solo me conectó con los demás, sino conmigo misma. Me recordó lo afortunada que soy de tener salud, de tener a mi hija sana, de poder levantarme cada día y hacer lo que amo. Me puso en un estado de agradecimiento profundo por todo lo que sí tengo y en una conciencia renovada de cuidar mi bienestar y el de mi familia. También me enseñó que dar, desde donde estemos y con lo que podamos, tiene el poder de transformar vidas, incluidas las nuestras.
Tuve el privilegio de llevar a mi hija conmigo, de mostrarle que hay niños que están luchando contra enfermedades, que necesitan nuestra ayuda. Ver su curiosidad, su sorpresa y, sobre todo, su capacidad de empatía fue otro regalo del día. Creo firmemente que estas experiencias nos enseñan a ambos, como madre e hija, a valorar más lo que tenemos y a desarrollar un corazón generoso.
Este Radiothon también me dejó una gran lección: las metas, por más grandes que parezcan, se logran un paso a la vez. Un dólar, una palabra, un turno, un día a la vez. Al final de la jornada, cuando vimos el resultado de todos esos pequeños esfuerzos acumulados, la emoción y la satisfacción fueron indescriptibles. Nos recordó que juntos, con trabajo constante y en equipo, somos capaces de mover montañas.
Estamos en la época perfecta para abrir el corazón, para conectarnos con nuestro lado más bondadoso, para dar desde lo que tenemos y sembrar esperanza en los demás. Este Radiothon no solo fue un evento, fue una celebración de lo que podemos lograr cuando nos unimos por una causa común.
Hoy, quiero invitarte a que mires a tu alrededor y encuentres una manera de dar, de participar, de ser parte del cambio. No importa cuán pequeño creas que es tu aporte; todo suma, todo cuenta, todo hace la diferencia. Porque cuando damos desde el corazón, el impacto es infinito.
Gracias por haber sido parte de esta jornada, ya sea escuchando, donando, o simplemente enviando buena energía. La unión hace la fuerza, y juntos podemos construir un mundo más lleno de amor, esperanza y posibilidades.
— Con gratitud y propósito.
Tu Amiga Ana Caremi