A menudo vivimos en piloto automático, haciendo lo que todos los demás hacen, sin detenernos a pensar si es realmente lo que deseamos experimentar. Las fiestas navideñas, con su ritmo frenético, pueden volverse abrumadoras. Muchas veces perdemos de vista el verdadero significado de la celebración, dejando que las exigencias sociales y familiares dicten nuestras decisiones.
¿Qué tal si este año te detienes a reflexionar y te preguntas: ¿Qué quiero realmente para mis días libres?
Si hablamos desde una perspectiva espiritual o de fe cristiana, y te conectas con la idea del nacimiento de Jesús, esta puede ser una oportunidad para abrir tu corazón a tu mejor versión, aquella que más se asemeje al ejemplo de Jesucristo: vivir en esperanza, en amor y en bondad.
Si por otro lado, crees en Santa Claus y mantienes viva la tradición de los regalos, este puede ser el momento perfecto para reconectar con tu niño interior. Despierta tu capacidad de soñar, de ilusionarte como antes, y de creer en la magia que la vida aún tiene para ofrecer. Permítete ser generoso, elige una causa social que te inspire y, al mismo tiempo, ábrete a recibir las cosas buenas que el mundo tiene para darte.
Esta Navidad no tiene que ser *una más*. Haz que represente algo significativo para ti, algo que resuene en tu interior y te acompañe durante todo el año. Que el gozo de estas fiestas no sea efímero, sino una chispa que ilumine tus días mucho después de que los adornos se hayan guardado.
Elige ser niño otra vez esta Navidad. Comparte amor, esperanza y vive tu mejor vida.
Con Amor, Ana Caremi